miércoles, 23 de octubre de 2013

Los días


                                             

Los días
son un sendero de rostros constreñidos,
vocerío que dispara el vocablo justicia,
en medio de rencores que desmayan
y la suma silenciosa
de algunos pensamientos.

Los días
son pasos al sanatorio,
a la vacuna promesa
de alivios expeditos,
consoladora de síntomas que todos,
irremediablemente todos conocemos.

Son desconfianza, sospecha,
furtivas miradas que persiguen
lo que a nosotros se acerca,
hotel donde agonizan
remotas erecciones,
aceras habitadas de inmundicias
humanas,
y seres punzando su garganta,
hasta arrancar balbucidas canciones,
del fondo de una lata de solvente.

Son un balcón del edificio victoria,
donde la esperanza mira
girar al mundo entre ruedas,
y  la esperanza misma,
atropellada, impelida,
atajada
por el lustroso calzado de los granaderos.

Son putas sin ojos
palpando la verga de sus clientes
para elegirlas de tiento,
asambleas del senado
levantando las nalgas
por un puñado de pesos,
y son ciegos,
verdaderos ciegos camino al trabajo,
renegando de todo,
renegando de sí mismos,

Son dios,
un dios extraviado en espirales
de oscuros versículos que repiten,
como espejos,
la misma frase hasta lo perpetuo,
hasta empezar de nuevo,
(Y ¡súbete al camión!
en cualquier parte para)

Los días
son una Barca a la deriva
en el océano del tiempo,
el beso impredecible de la muerte,
la vida.

Los días agonizan con la aurora,
y sacan
de la entraña esperanzada
de un sol que se copula
con el alba,
al hijo que eternice su historia en la vida,
(El día
El nuevo día)
                                       

                                   Antonio Ruiz Ruiz

2 comentarios:

  1. ...de la entraña esperanza de un sol que se copula con el alma....Bello, espléndido...en los ramajes de arriba la tristeza, se hace bajo la sombra de tus flores....Gracias Antonio.

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    1. José Ignacio. Considero la sugerencia del final y agradezco de antemano tu lectura de mi trabajo. Del mismo modo te leo, abrazo, amigo.

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