jueves, 17 de abril de 2014

Apodyopsis


He quitado tu ropa en el camino

que da a las cosas cotidianas de tu vida,

pero tu cuerpo, en realidad, 

lo sé ya de memoria,

lo Puedo bosquejar a  ojos cerrados,

moldearlo, esculpirlo,

Iluminarlo de sol,

                

pero... mi verdadero deseo es desollarte,

romper las cortinas que teje el pensamiento,

tu pensamiento, el del mundo,

Para mirar... tu alma desnuda y palpitante,

en el Edén,

donde te vi desnuda sin saberlo,

donde te supe de mí y me supe tuyo,

Donde, seguramente,

como el árbol de la vida, palpitaba

tu alma desnuda en el jardín,


Más no probé de ti,

la sierpe de la ciencia ya había dado

su álgido pezón a nuestras bocas,

y, sin remedio, sin pensar bebimos

del calostro estelar que había en su pecho
          Antonio Ruiz Ruiz

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