martes, 27 de enero de 2015

El día es amarillo...



El día es amarillo
la calle, los autos, las ventanas,
esa boca por donde escapan los bostezos
y los recuerdos y el alma y el silencio.
Es un fruto dorado donde canta
desde el borde ínfimo de su dulzura
una sirena de luz, como un hada.
Es como un rio o un lago de aguas quietas
que se van, de tan lentas, marchitando,
calcinando, de tanto a ojos abiertos
contemplarlas. Es una hoja, si, tan amarilla,
un coagulado soñar del sol que ronda
desde la rama del árbol hasta el piso,
desde el reseco puerto de los coches
hasta este surtidor donde las aves
auras, transparentes, se deshacen
en un líquido cantar de aguas maduras.
Es un destello fugaz que bajo el parpado
teje ludibrios de sueño, y al abrirlo,
se escapa dejando en el espíritu
una vaga certeza de haber aprisionado
una porción de dios como un suspiro.


Antonio Ruiz Ruiz