viernes, 2 de octubre de 2015

Renacer


  En las alas de un sueño que claudica

va la tarde,

efímero es el sueño,

¿Qué habrá para la noche?

Algún lucero mustio entre las nubes

sucumbirá ante la luz de la ciudad

y esta soledad de las aceras

abrazará una lluvia silenciosa.

Quiero dormir sin recuerdos,

 despoblado del día,

olvidar la pluma,

el silabario

y empezar al alba como un recién nacido

al que la luna desvelada amamanta

y arrulla, si advierte en su mirada

la tristeza. 

                       

                                                   Antonio Ruiz Ruiz




Silencios esporádicos

           


  No es que me guste el silencio,
las palabras, estas notas extrañas 
que emergen de los símbolos,
me las robó un dios cuando nací,
caprichosa deidad esa que juega
a prestármelas por ratos,
a esconderlas
cuando de ellas estoy necesitado,
se me traba la lengua cuando trabo
una conversación,
no es que me guste el silencio,
más prefiero
definitivamente estar callado.


Antonio Ruiz Ruiz

En el vacío de la noche...

  

 En el vacío de la noche
llamo, 
las estrellas se desprenden
del cielo, 
yo no entiendo este lenguaje.
Mis palabras caen,
porque son de agua,
en este vacío donde ladran los perros.
Mi palabra es un río que se interna
en esa selva que está montaña abajo,
selva de acero
donde duermen los demonios de los hombres
con el alfiler de sus dedos
hundido en sus entrañas,
mi voz,
este río seco,
este cauce vacío
guarda el eco de arcaicas leyendas,
es por eso que calzo con sandalias
y hago sonar la caracola.
Licuado en el sonido de la bestia,
más agua que triste firmamento,
relamo con silábicas mareas
esta costra de tierra en que he nacido,
y grito, clamo, aúllo entre las sombras
de esta cima de noche
para oír con dulce desagrado
mi voz rebotar entre las rocas
mientras caen luceros
y una jauría de perros le responde.

Antonio Ruiz Ruiz

Sirena.

Sirena...
no cantes,
cerbero abre sus puertas
cada que lo haces
y el lamento de los vivos
me estremece el alma,
ve rápida
por el camino
y silenciosa,
no sea que espantes
el aliento de vida
que hay en el moribundo
y de paso mates muchas esperanzas.
Antonio Ruiz Ruiz

viernes, 27 de marzo de 2015

Surtidor de días.




Surtidor de días
con la nube
has fecundado la tierra
y brota en ella,
en un rincón del patio,
la florecilla violeta
¡Qué raro encanto...!
Frágil elegancia
de tierno aroma vestida
si por poseerte
mi mano te arrancara
¿Acaso serías mía?
o ¿Dejarías de serlo
con tan sólo contemplarte
en ese ángulo extraño
que escogiste para tu vida?
Voy a mirarte crecer
como a una hija,
y cuando llegue para ti
el tiempo de tu partida,
atesoraré en mi alma
tu recuerdo.


                 Antonio Ruiz Ruiz

El legado.





He intentado dejarte
y no podido,
extraviarte en estos giros
del camión en la ensenada,
en estas horas de insomnio,
en este amanecer en que persigo
las luces de algún puerto,
la costa de otra región.
He practicado el olvido;
todas las tardes juego a no recordar,
niego la cueva y la casa,
el edificio,
niego el progreso.
Cuando cierro los ojos
me miro amanecido,
incorpóreo,
como una onda de viento,
y pienso
que te dejado,
pero de pronto me canso
de girar sobre la tierra,
te siento entonces en mi espalda, recostada,
y pierdo levedad,
y el peso mismo, tu peso,
me hace caminar a tropezones.
Nuevamente
me resigno a la vida,
extraigo un testamento
y me dispongo a heredarte,
entre sabores rancios de café,
a esos niños que aburriré rotundamente.

                                   Antonio Ruiz Ruiz

lunes, 16 de febrero de 2015

El amor...




El amor es taquicardia,
un borbotear de aguas profundas en el plexo,
miradas idas, continúas distracciones,
un paralelo universo
de dos
dentro de un todo.
Es  látigo y espalda masoquistas,
es risa, llanto si se quiere,
es una mano anudada a otra mano
que persiguen lejanos horizontes.
Es suicidio, también es desengaño
para el que encuentra rechazo
y yace solo,
es pasión, ansiedad de darse en sacrificio
por una causa que llena
el espacio raro del espíritu.
Es dar, darse, desvivirse,
deshojarse en el viento,
recrear a la tierra inanimada
con un poco de agua y el aliento
en polisémicas formas animadas
que se miran absortas al espejo,
es un extraño suceso que da vida
y nos invita también a perdurarla,
el amor, hoy por hoy, tiene un día,
¡qué ese día sea eterno como el alma!
Antonio Ruiz Ruiz


martes, 10 de febrero de 2015

contra tiempo (poemas del retorno)

                                                                   

Voy por la luz de un día que perece,
urgido de colmar el alma,
de edificar , de andar, de mirar todo
lo que esta luz fugaz a alumbrado;
 voy con la herida del costado toda,
por estas calles de la orbe que entretejen
redes que aprisionan que atan que consumen,
limpiando pasos
con estas huellas bisoñas que murmuran
su cándido cantar de misma historia.
En esta agua de tiempo contra el tiempo mismo
voy,  ay, paradoja hostil del enunciado
viviéndome y muriendo en cada instante,
en la larga exhalación de los suspiros,
en la ruta que marca la pauta del trabajo,
en la banca en el parque en el asiento
de un cine donde miro el desenlace
de una historia cualquiera;
voy entre los pasos de la gente
contando de sus vidas en silencio,
en el niño el hombre el anciano,
voy en el hambre en el pan en el saciado
apetito que reposa a la sombra de un sorbo
su apetito.
En la risa que expira, en el llanto que muere
en lejana estrofa de un canto que se acaba,
asombrado, hastiado , a ciegas si se quiere
a ojos abiertos
voy buscando colmarme llenarme
 saberme a ciencia cierta
 antes que la noche me sumerja en el sueño,
y esta luz del día que ha alumbrado
desde la insólita acción de abrir los ojos
 hasta tocar hablar oír mirarme
se desvanezca abrupta entre las sombras.
Voy  contra el tiempo por el tiempo mismo
Y no hay por ningún lado
Un barco alado que me saque
De esta ruta sino de todo hombre.


Antonio Ruiz Ruiz

martes, 3 de febrero de 2015

Tomé sus manos...



Tomé sus manos, 
besé sus dedos uno a uno, 
en el valle suavidad del tacto 
abandoné mis labios  
con su libro de voces apagadas,  
y me senté a esperar que la poesía 
me hablara del amor sin cortapisas. 
Antonio Ruiz Ruiz 

martes, 27 de enero de 2015

El día es amarillo...



El día es amarillo
la calle, los autos, las ventanas,
esa boca por donde escapan los bostezos
y los recuerdos y el alma y el silencio.
Es un fruto dorado donde canta
desde el borde ínfimo de su dulzura
una sirena de luz, como un hada.
Es como un rio o un lago de aguas quietas
que se van, de tan lentas, marchitando,
calcinando, de tanto a ojos abiertos
contemplarlas. Es una hoja, si, tan amarilla,
un coagulado soñar del sol que ronda
desde la rama del árbol hasta el piso,
desde el reseco puerto de los coches
hasta este surtidor donde las aves
auras, transparentes, se deshacen
en un líquido cantar de aguas maduras.
Es un destello fugaz que bajo el parpado
teje ludibrios de sueño, y al abrirlo,
se escapa dejando en el espíritu
una vaga certeza de haber aprisionado
una porción de dios como un suspiro.


Antonio Ruiz Ruiz