lunes, 9 de junio de 2014

Purifícame

                                       


Quita de mis ojos, cuervo, la pupila,

con tus alas de ígnea transparencia
abate mi alma de sueños confundida,

y de este cuerpo arranca los tatuajes
¡Bórrame de la piel estas caricias!

alada forma de la noche misma
que el pico del silencio
en la memoria clavas,

¡Remueve la ceniza, apaga esta brasa!
que es el ojo que expía
 mi andar desde la infancia

Incéndiame de olvido, grazna
embajador de la muerte,

¡Mata estas palabras!

Este eco que se extiende
eslabón de imágenes gastadas

por los dédalos de un tiempo
que me alcanza, en este espejo
donde desnudo el  alma,

Como a la vid extirpas la uva codiciada
¡Arráncame de mí la piel con la escafandra!

Que solo la osamenta como luna opaca
yazga frente al sol cuando amanezca

y si ese hueso
si ese esqueleto en el tuétano aún guarda

tantito de memoria, tantito de sus besos
con el último aleteo de la noche en la alborada

¡Calcina hasta el aliento que su nombre exige!
¡Calcíname hasta el polvo óseo de la nada!

Y después
si existe acaso el salmón de los regresos

haz que me expulse en un puerto
donde el recuerdo sea nada

aunque tenga que andar por esas tierras
aprendiendo apenas

la forma abstracta de un nuevo  lenguaje

                     Antonio Ruiz Ruiz


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