El día es una gota de agua derramada
que en el cristal dejará su huella efímera
“Son lágrimas de Dios” decía mi madre
y yo sentía en el alma sus sollozos
Pero este día, en el alma, nadie llora
tan solo en el cristal hila el agua
un eslabón de versos invisibles
y una mano de niña se
alarga
con la esperanza de ver en ella un peso
No son sus ojos tristeza ni quebranto
(Aunque sus gestos digan lo contrario)
tiene en la mirada un agua congelada
y un estertor de trueno en la
barriga
Y está mojada / como una rosa negra
sin espinas
que apenas miran su nacer en otra
aurora
Antonio Ruiz Ruiz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario