martes, 8 de octubre de 2013

Sombrasa


Debajo de la luna me cobijo de sombras,
espesas sombras,
nubes,                                                  
pensamientos,
fauces abiertas,
bóveda nocturna,
dédalo de espejos que reproducen abismos
ahítos de soledad.

Atónito de su hondura,
leo en  mi mano la oscuridad del  destino,
y otros cuerpos densos se introducen
debajo de estas sombras que me arropan.

Procesión de  muertos,
espectros remembrados en la costa
donde la barca del tiempo
desdibuja su rostro.

¿Sabes?
La noche es un murmullo,
si.
apretado murmurar de voces idas
y cuerpos sin rostro que se acercan.

Para que presientas sus pasos
se sientan junto a ti,
junto a mí,
y b albucen,
reclaman un lugar que no les pertenece,
su largo balbucir tiene el sonido
del ruido intestino de la tierra
y el hábil aletear de los murciélagos,
un sonido gutural de agua profunda
y un sabor de tristeza, y un matiz de nostalgia,
y tiene nada,
Se acercan a nosotros para intimidar el  alma
 ¡Escúchalas soledad!
A hora se alejan,
y  sus pasos
son caracoleas escaleras que descienden,
teclas de un piano del que emana
su música grotesca.
Óyelas alejarse hacia  la luna,
porque anhelan estar cerca de la luz
no alcanzan a entender que llega el día,

¡Pero no las asustes!
Tienen su historia,

y vienen a contarla cada noche,
cuando los sueños  subsisten enredados
entre esos rayos espesos de la luna
sin llegar a la almohada.


                                    Antonio Ruiz Ruiz

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