Hay un vientre sellado sin más sueños
que el soñar a los hijos en la aurora,
una tierra que no da sino espigas
que no harán del pan dulce bocado,
uvas de etéreo vino fermentado
en barricas de roble de su alma,
donde se oye el cantar de las sirenas
como un canto maldito que en él ata
la impotencia de arrullar entre brazos
un pedacito de carne, un cachito de alma,
pero ¡ay! ¡qué tristeza se siente!
cuando el hambre
mete en la cama la añoranza
Antonio Ruiz Ruiz
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