Me detengo junto a ti y miro
resbalar por el cristal gotas de lluvia,
tu mirada se ha perdido, y en tus labios
parece dormitar una esperanza,
en tu cabello
el invierno comienza su llegada,
juegan mis manos a construir muñecos
y mis palabras todas se me escapan,
¡Qué torpes se han vuelto ya estos dedos!
Hay en ellos un niño arrugado,
hay un dejo de tristeza en
los recuerdos,
nostalgia por regiones olvidadas,
es allí donde han ido tus
ojos,
a viejos mares los ojos de
tu alma.
Antonio Ruiz Ruiz
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